La contratación de un seguro de vida tiene por finalidad ayudar a compensar el daño dentro del núcleo familiar cuando fallece uno de los padres o la persona a cargo del hogar.
La vida no la tenemos asegurada, y de un momento a otro cambia nuestra situación, por lo que si tu pareja, padres o hijos dependen de ti económicamente, lo más recomendable es que los dejes amparados ante cualquier circunstancia que se pudiera presentar, sobre todo si alguno de tus padres está enfermo o buscas asegurarles a tus hijos un buen futuro.
Así que un seguro de vida te permite proteger a las personas que más quieres si te llegara a pasar algo. Tu seguro se ocupará de que nada les falte.
Primero que nada escoge qué cobertura te interesa:
Lee las condiciones y términos. Es muy importante conocer las exclusiones y las coberturas para evitar sorpresas. Puede que creas que está cubriendo las necesidades de los beneficiarios, pero que en realidad esté excluida la indemnización si el fallecimiento se produce en determinadas circunstancias.
Define tu presupuesto. Considera si tienes hijos, si eres soltero o jubilado para que sepas cuánta parte de tu sueldo puedes destinar a este rubro. Evalúa bien tus ingresos para no comprometer gastos necesarios de tu hogar.
Compara tus opciones. La aseguradora puede ser un banco o tal vez una empresa especializada; considera la trayectoria, presencia en el país y precios, y asegúrate de que tenga oficinas físicas y sitios web de atención permanente.
Pide asesoría. Hay agentes de seguros que te pueden orientar y ayudar a armar un plan adecuado para ti.
Analiza y compara muy bien. Lo ideal es hacer una evaluación de las ventajas y desventajas de cada opción, no solo ver los precios.
Piensa bien quiénes serán los beneficiarios y el porcentaje que se le otorgará a cada uno de ellos. Evita intermediarios, porque si designas a alguien más para entregar la suma asegurada, esta acción solo es una obligación moral.
A partir de los 30 años empieza el mejor momento de hacer la contratación, pues es cuando la mayoría de las personas ya tienen que ver por alguien más y hay más riesgos de un infortunio por problemas de salud. Es entonces cuando un seguro de vida debe cubrir cualquier eventualidad.
Recuerda que el dinero es tuyo y no de la aseguradora, porque aunque aportan parte del capital con el que hacen frente a los siniestros, la mayoría de los recursos que administran son las de los asegurados.
Una vez que firmes la póliza, es importante avisarles a los beneficiarios que se cuenta con un seguro de vida para que cuando ocurra un evento, como fallecimiento, estén preparados para hablar con la compañía.
Es esencial pagar a tiempo la prima de la póliza, porque de lo contrario, la aseguradora no podrá dar el servicio necesario.
Asimismo, tanto tú como los beneficiarios tienen que leer los términos y condiciones del contrato porque es una excelente manera de estar mejor informado sobre lo que cubre y no el seguro de vida, y qué acciones harían que la póliza quede inválida.
La compra de un seguro de vida es una decisión que asegura los futuros ingresos de los beneficiarios, por lo que debes consultar a profesionales que te asesoren al respecto y valorar los consejos que te dimos para contratar el mejor seguro de vida para ti y tu familia.
¡Esperamos que nuestros tips hayan sido de gran ayuda para ti!