Los malos hábitos son los primeros saboteadores en el camino al logro de tus metas. Estos muchas veces te hacen ir más lento, a veces te detienen y los más tóxicos te hacen retroceder muchos pasos, alejándote de la vida de tus sueños.
Para comenzar a cambiar hábitos es importante que concientices todas esas pequeñas acciones que tienen un impacto negativo sobre cualquier área de tu vida y que tomes la decisión de comenzar a hacer las cosas de una manera distinta.
¿Quieres tener tranquilidad e independencia financiera? Anímate a cambiar estos malos hábitos para que comiences a lograr tus metas con el dinero.
No ser realista con tus ingresos: reconocer y aceptar tu situación actual con respecto a tus ingresos es el primer paso para comenzar a transformar tu relación con el dinero. No importa si ganas mucho, poco o nada, debes sincerarte contigo mismo y llevar un registro de cuánto dinero entra a tu cuenta o a tu bolsillo mes a mes.
Cargar tus gastos diarios a tu tarjeta de crédito: las tarjetas de crédito pueden ser tus mejores aliadas o tus peores enemigos. Todo depende de cómo las utilices. Cargar tus gastos diarios a tu tarjeta de crédito, como servicios, alimentación o diversión es un hábito que a la larga puede dejarte más endeudado que antes. Utiliza las tarjetas de crédito para apalancarte cuando requieras hacer una inversión que a la larga te genere ingresos. Si decides utilizarla para tus gastos diarios asegúrate de que a fin de mes podrás liquidarla por completo para que no generes intereses y tires tu dinero a la basura.
No planificar tus vacaciones por adelantado: la diversión no tiene por qué estar excluida de tu vida diaria, pero debes aprender a divertirte inteligentemente. Planificar con tiempo tus vacaciones te dará beneficios, como acceso a ofertas exclusivas de vuelos, hoteles o paquetes y múltiples opciones de destinos turísticos de acuerdo a tus gustos. También podrás destinar una parte de tus ingresos mensuales para ahorrar, para que viajes sin remordimientos y sin endeudarte.
No invertir en educación y vivienda: destinar parte de tus ingresos a tu formación personal y profesional es la decisión financiera más acertada que puedes tomar en cualquier momento de tu vida, ya que te dará las herramientas que necesitas para multiplicar tu dinero y ponerlo a trabajar para ti. Comprar una vivienda en vez de rentar te asegurará que vayas construyendo tu patrimonio con el que podrás contar el resto de tu vida.
Confundir necesidad con antojo: debes tener claras tus prioridades y esto implica conocer cuáles son tus necesidades básicas y aprender a diferenciarlas de los caprichos. Las primeras son todas aquellas que requieres cumplir para tener una vida digna: alimentación y servicios (agua, luz, gas, internet, teléfono, renta, médicos); los segundos son todos aquellos que cumplen un deseo y que no son imprescindibles. Haz los ajustes necesarios en tu presupuesto mensual y verás cómo el dinero comienza a rendir mucho más.
No llevar un registro de tus gastos: así como es importante sincerarte con tus ingresos, también es fundamental hacerlo con tus egresos. Descárgate una app o ten a la mano una libreta donde registres todo lo que sale de tu bolsillo. Este hábito te ayudará a saber dónde tienes fugas de dinero mes a mes.
No hacer comparaciones antes de efectuar grandes compras: ¿requieres comprar un refrigerador, televisor, centro de lavado o incluso un coche? Asegúrate de revisar entre 3 y 5 opciones en diferentes tiendas o agencias para que tengas una idea del costo promedio. Así te llevarás la opción que cubra mejor tus necesidades sin tener que gastar una fortuna en funcionalidades que probablemente no vas a ocupar.
Si sigues estos sencillos hábitos puedes lograr grandes cambios en tus finanzas personales. Recuerda que la tranquilidad financiera es esa sensación de que tú controlas al dinero y no viceversa.
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